sábado, 30 de diciembre de 2017

La casa de Archibaldo Burns y Carmen Luján

En el N° 423 del Paseo de la Reforma, esquina con Río Mississippi…



Luego de su matrimonio en 1913, doña Carmen Luján Zuloaga y Archibaldo Burns Moreno, decidieron edificar una vistosa residencia en la capital frente a una de las glorietas del Paseo de la Reforma, y encargaron al ingeniero M. L. Stampa el diseño que hacia 1915 sería erigido para transformarse en casa de infancia de Archibaldo Burns Luján y baluarte de suntuosas recepciones en la Ciudad de México de los años 20’.

Luego de un corto exilio y la disolución del matrimonio -para 1933- la casa albergó la embajada del Imperio del Japón y con la declaración de guerra sería desocupada en 1942 para ser entonces ocupada por la familia de don Rogelio Domenge; así, luego de ser registrada como escenario de un par de películas producidas por Archibaldo Burns Jr. –al que llamaban “Dandy sin paralelo” –, la edificación sería destruida en 1959 y el predio ocupado desde 1962 por el Cine Diana, ahora Cinépolis Diana.



Archibaldo Burns Moreno era parte del círculo social de José Suinaga (ver), Jorge Gómez de Parada y Guillermo Rivera Mora, además de buen amigo del Marqués del Apartado con quien compartía la pasión por el polo y la vida disipada de los últimos años del Porfiriato. Abajo, en una imagen de Casasola fechada en 1920, un partido de polo en el campo del Hipódromo de la Condesa con Burns de blanco a la izquierda…



En el caso de la propiedad de Paseo de la Reforma a la que nos referimos, la historia relevante no se refiere al atlético y apuesto Archibaldo Burns sino gravita en rededor de la que sería su esposa, la sagaz y talentosa Carmen Luján Zuloaga…

La menor de trece hermanos, Carmen fue hija de doña Francisca Zuloaga Álvarez y don José Ramón Remigio Luján Estavillo, nacidos en el estado de Chihuahua y parte de prosperas familias ligadas a política, comercio y explotación de tierras en la “Comarca Lagunera”.



Nos cuenta Antonio Rangel, que don Leonardo Zuloaga y doña Luisa Ibarra –propietarios de la enorme hacienda de Sacramento–, tuvieron una hija llamada Francisca, quien casó con el próspero comerciante chihuahuense Ramón Remigio Luján Estavillo, y recibieron –heredaron– esa hacienda (ahora Villa Gregorio García), regada por el Canal de San Lorenzo (Gómez Palacio -Durango-), propiedad que llegó a ser la más próspera de la Comarca; así, la fortuna de la familia Luján Zuloaga se desarrolló sobre el comercio de algodón que cultivaban en sus extensas plantaciones, y que en manos del señor Luján producían vastas cargas de algodón para exportación. Además, para 1904, don Ramón y Julio Müller, compraron la Hacienda de Salaices -al sur de Chihuahua-, y al poco tiempo se integró a sus propiedades productivas, conectadas todas gracias al nuevo tendido de los ferrocarriles, que unificaban la comarca en torno a Mapimí.



Don Ramón Remigio Luján y Francisca Zuloaga Álvarez tuvieron 13 hijos, aunque solo nueve llegaron a adultos: María Guadalupe (n.1863) que en 1882 casó con Juan Terrazas Cuilty, Andrés (n.1864), José de Jesús (n.1866), Ramón (1868-1932) que casaría en 1903 con Marta Zuloaga Irigoity, José María (n. 1870) que casaría con María Concepción Asúnsolo Jaques, Francisco (n. 1871), Julio (n. 1874), Concepción (n.1876) casada en1903 con Julio Müller Acosta, Abraham (n. 1878) que casaría con María de Jesús Bermúdez, María Dolores (n.1880) casada en 1904 con Joaquín Baranda MacGregor, Teresa (n. también en 1880) casada en 1911 con Luis Creel Terrazas 1884, Francisca (1881-1952) casada en 1904 con José Gregorio Suinaga Arias, y finalmente Carmen Luján Zuloaga (n.1887),casada con Archibaldo Burns Moreno.

A la muerte de don Ramón Remigio Luján, la sustancial fortuna y administración quedó en manos de su viuda y sería repartida entre los hijos, quedando María Dolores Luján y su esposo –el abogado Joaquín Baranda MacGregor– como albaceas. Años más tarde -para 1920-, el arquitecto Gorozpe diseñaría para doña María Dolores Luján de Baranda y su esposo, una espectacular residencia en la colonia Roma, que aún sobrevive como casa universitaria del libro. (ver)



23 años menor que su hermana María Guadalupe –casada con don Juan Terrazas Cuilty, hijo del poderoso latifundista Luis Terrazas–, Carmen Luján había sido una de las jóvenes bellezas de los últimos años del porfiriato, educada con refinamiento europeo y exenta de las cargas y exigencias impuestas a sus hermanas mayores.

En 2015, Elena Poniatowska relataba lo contado por Lucinda Urrusti, afirmando que “…Carmen Luján y sus hermanas habían sido dueñas de Torreón. Tenían fincas algodoneras y la tía Lola embelesaba a todos contándoles de la pizca y de la inmensidad de las tierras cubiertas de copos de algodón. Casi todo Torreón les pertenecía, como el estado de Chihuahua perteneció a la familia Terrazas. En una ocasión le preguntaron a un Terrazas si era de Chihuahua y respondió: ’No, Chihuahua es mío.’ Las Luján eran ricas, apostólicas y católicas, y vivían en concordancia…”


El Hipódromo de La Condesa puede darnos contexto para esa sociedad citadina con dos imágenes, donde la superior - captada por Manuel Ramos en 1915- muestra a José Suinaga durante un juego de Polo en el campo central, mientras que la inferior retrata el Derby de ese mismo año desde las gradas del campo y donde la arboleda del fondo es lo que ahora llamamos Avenida de los Insurgentes y a la izquierda se distingue parte de la Colonia Roma donde destaca la casa del arquitecto Adamo Boari en el parque que ahora forman la confluencia de las avenidas Monterrey, Álvaro Obregón e Insurgentes (Ver)



Así, a pesar de la turbulencia política en el México de 1913, Carmen Luján Zuloaga contrajo nupcias con Archibaldo Burns Moreno y luego de un extenso viaje, decidieron radicar en la ciudad de México, con la seguridad de que la mano dura del presidente Victoriano Huerta haría que las cosas volvieran a la normalidad. Abajo, una imagen captada por Manuel Ramos, donde aparece el gabinete de Victoriano Huerta en 1914.



Aunque Archibaldo Burns gozaba de cierta tranquilidad económica y prestigio social, sería “Carmelita” quien tomaría las decisiones pecuniarias y referentes a la nueva casa, por lo que con la asesoría de su cuñado -Joaquín Baranda- adquirió de don Oscar J. Braniff un terreno con servicios y frente sur sobre la sección ampliada del Paseo de la Reforma, frente a la quinta glorieta y en la esquina de la que entonces era “Calle Reforma 15 norte” y luego se bautizaría como avenida Río Mississippi.


Arriba, en una imagen que muestra un fragmento del Plano de la Ciudad de México para 1907 -y pertenece a la colección Balbás/Diez Barroso-, aparece la apenas urbanizada Colonia Cuauhtémoc y en la parte baja, he señalado el terreno adquirido por Carmen Luján en 1914. Abajo, en una fotografía aérea y oblicua de la Compañía Mexicana de Aerofoto fechada en 1929, aparece el Paseo de la Reforma bordeando la Colonia Cuauhtémoc y en la parte baja he señalado la casa Burns-Luján; nótese que al fondo, aún se distingue la “Estación Colonia” del Ferrocarril Mexicano…

El magnífico predio de 3,600 m² y frente de 76m al Paseo de la Reforma, recibiría una casa de poco más de 1.300m² construidos y rodeada de jardines, construcción a la que se agregaban dos edificaciones de servicio con habitaciones y garajes protegiendo la colindancia norte.



Es interesante indicar que de origen, se encargó un diseño al arquitecto Manuel Cortina –que trabajaba entonces en la ejecución de su casa de Reforma N° 42– y existen datos de una diseño preliminar -por 1913- a cargo del arquitecto Rafael Goyeneche que poco tiempo antes había diseñado la casa de don Dante Cusi Castoldi –apenas a una cuadra hacia el oriente–, así como la quinta campestre en Mixcoac para los Scherer (ver). Aun así, todo indica que el diseño final y ejecución estuvieron a cargo del ingeniero Manuel Luis Stampa.

La trayectoria de ambos Cortina y Goyeneche es extraordinariamente interesante, ya que sus trabajos como diseñadores fueron de gran relevancia; agregar además la labor del ingeniero Manuel Luis Stampa nos lleva a entender la apariencia que aquella colonia Cuauhtémoc y sus calles nombradas por ríos, tenía hacia el inicio de la segunda década del siglo XX…


En la imagen de arriba, la Avenida de Río Rihn, con tres casas edificadas entre Ríos Lerma y Pánuco siguiendo diseños de Manuel Cortina –izquierda–, R. Goyeneche –la central– y M. L. Stampa –a la extrema derecha–; aunque desafortunadamente dos de las casas han desaparecido, la de número 57 edificada en 1923 –extrema derecha– aún se conserva en buenas condiciones como sede de “Farmacopea Mexicana” e ilustra las características de la arquitectura residencial en la Colonia Cuauhtémoc para las dos primeras décadas del S. XX.



Del ingeniero Stampa, también es el diseño de la que sería su propia casa –en la esquina de Río Amazonas y Río Lerma N°35– edificada en 1909 y que ahora conocemos como “Museo Casa de Carranza” por haber sido habitada por el Presidente durante unos meses entre 1919 y 1920. abajo, una imágen de esa esquina en 1919...



Además, en ese período, Stampa trabajaba en la edificación de una nueva casa de estilo moderno –hoy diríamos “Nouveau” – en el N° 57 de la Plaza Roma (que hoy conocemos como Plaza Río de Janeiro) y otra en estilo colonial en el N° 19 de la Plaza del Ajusco (que hoy conocemos como Luís Cabrera). Abajo, una imagen de la casa en la entonces Plaza Roma N°57, edificada en 1920 por el Ingeniero Stampa, en colaboración con Anold Spinelli; la casa fue habitada por José Rubén Romero, autor de “La vida inútil de Pito Pérez”.



Al poco tiempo, para 1922, Stampa comenzó la edificación de la casa Torreblanca/Elías Calles en el N°104 de la calle de Guadalajara, edificación que llega a nosotros como el Fideicomiso depositario de invaluables archivos, entre los que destacan los del general Plutarco Elías Calles y don Fernando Torreblanca (ver) Resulta interesante hacer notar que en la fotografía de abajo tomada duerante la edificación de la casa, a la derecha, aparece el letrero que indica: “M. L. STAMPA INGENIERO CIVIL”.



Resulta indudable la habilidad de Stampa para imprimir a sus diseños una extraordinaria diversidad estilística y sorprende además el anotar que buena parte de esos proyectos se ejecutaron en el tiempo de la parte álgida de la lucha revolucionaria y su conclusión; en el diseño para la casa Burns-Luján la impronta del ingeniero Stampa tendrá características menos afectadas pero acordes con la tradición Académica del S XIX ya bien entrado el S. XX…



Desde el acceso principal -al traspasar la reja frente a la glorieta del Paseo de la Reforma-, la casa presentaba un porche de características neoclásicas, adosado a la fachada poniente, que con una tipología que Katzman probablemente denominaría “Eclecticismo Semiclásico”, daba el tono general a la decoración.



La edificación se ejecutó entre 1914 y 15, en la sección poniente de un Paseo de la Reforma que estaba aun prácticamente desprovisto de casas y donde entre la glorieta que albergaba la Columna de la Independencia y la entrada Chapultepec, apenas media docena de residencias se habían edificado. Abajo, en un fragmento del plano de la Ciudad de México que pertenece al “Atlas General del Distrito Federal” y fuera publicado en 1921 –en que destaca la “Colonia Cuauhtémoc” –, he marcado el terreno de la casa Burns-Lujan, en la esquina del Paseo y la que ya para entonces oficialmente se llamaba Avenida Río Mississippi.



Abajo, en un fragmento de la fotografía aérea y oblicua de la Compañía Mexicana de Aerofoto fechada en 1929, puede verse la casa ya edificada con amplio frente de 76 metros al arrollo lateral del Paseo de la Reforma y al centro del amplísimo terreno que sumaba 3,600 m².

Resulta evidente que la edificación permitía un acceso de vehículos hacia el Poniente (a la izquierda de la imagen) con entrada a un edificio de cocheras, así como amplio jardín hacia el oriente (derecha de la imagen) que además estaba guarecido al norte por un edificio con salón de juegos y servicios.


Además, la imagen de arriba permite entender las características volumétricas de la fachada principal, que miraba al Sur y el Paseo, con un amplio pórtico y terraza superior, escoltados por la imponente ventana de la recámara principal y su balcón. Abajo, el fragmento de una toma captada desde lo alto de la Columna de la Independencia y probablemente tomada en 1917 por Hugo Brehme, sobre la que he señalado la casa Burns-Luján; al fondo, el Castillo de Chapultepec y a la derecha de la imagen, destaca la arboleda de la casa Braniff…



Como complemento, repitamos la imagen que aparece abajo, que apareció en el N° 37 de la revista “SOCIAL” del mes de Agosto de 1939 y muestra la fachada sur de la casa Burns-Lujan indicando al pie: “En el centro de un gran parque primorosamente cultivado, el edificio levanta su armoniosa arquitectura de tipo francés, sobriamente ennoblecida por la talla de cantería de su fábrica. Columnas, balcones y terrazas hacen un tema de conjunto señorial y, por ello mismo, dan a la casa uno de los sitios principales en la arquitectura residencial de la ciudad…”


Es indudable que la fachada sur de la casa debió ser espectacular con su pórtico de columnas pareadas y tritostiladas, sosteniendo la galería rematada por balaustres y que permitían desde el pórtico protegido, mirar hacia el amplio jardín y al andador del Paseo y su vigoroso arbolado.



Respecto a esa “arquitectura de tipo francés”, Israel Katzman nos dice que “…es indudable que las publicaciones francesas sobre arquitectura en el S. XIX y XX fueron bien conocidas en México; existían no solo en las bibliotecas públicas, como la de la Academia de San Carlos, sino en la biblioteca particular de cada arquitecto e ingeniero constructor. A veces éstos solo se ponían al corriente en cuanto a nuevas tendencias, pero otras veces también copiaban fielmente decoraciones, detalles o alzados completos…”

Así, no es de sorprender el encontrar en la casa Burns-Lujan elementos que recuerdan un “hôtel particulier parisien”, ya sea en los remates de l'hôtel de Rohan, ventanas que parecieran aludir a l'hôtel d'Assézat, o curiosos detalles que evocan el Hôtel du comte d'Évreux, ese que ahora los franceses llaman “Palais de l'Élysée” y que fuera famoso por ser residencia parisina de Madame de Pompadour…


Al interior, la decoración y amueblado de la casa debió ser sorprendente, pero por desgracia no he localizado imágenes anteriores a 1933; apenas para ilustrar, la imagen de arriba que muestra el salón con parte de la atavío original, con parte del ajuar ecléctico de la casa Luján y su tapicería de Aubusson, incorporado a la que para entonces era residencia del embajador del Imperio Japonés, el Excelentísimo señor Saichiro Koshida.

Gracias al N° 37 de la revista “SOCIAL” que apareció en Agosto de 1939, presento unas fotografías que ilustraban el texto de una visita a la casa Luján, cuando ya era embajada y de la que desafortunadamente se habían retirado los muebles, aunque pueden verse las decoraciones y acabados de los diversos espacios.



Para esas imágenes, el texto en “SOCIAL” nos dice:
“El gran hall central de la residencia llama la atención por sus proporciones y por la elegancia de su decorado –alto zoclo de caoba en paneles, estucos, mármoles, etc. –. En el mobiliario, valiosos tibores japoneses antiguos, telas bordadas, pinturas europeas y mexicanas, además de muebles de cuero nitré y otros tapizados de sukai. Al fondo –izquierda (en la foto de abajo)– la escalera de mármol blanco que conduce a la planta alta. Más allá, el salón de música, la sala japonesa y otras dependencias de la casa.”




Y sigue el texto:
“En uno de los fondos del hall, la gran chimenea también de mármol blanco. En el salón de música y en la pequeña sala íntima, un bellísimo ajuar dorado a fuego, con espléndida tapicería legítima de Aubuisson (sic.); otro, de fabricación posterior, pero magnífico por la talla y, como pieza destacada, el biombo antiguo de laca, oro y seda bordada en colores. Algunos bronces del siglo XVIII y distintas porcelanas esmaltadas en frío complementan los detalles de este grato lugar.”




Además se nos dice también:
“Parte de los sitios más distintivos de la ahora residencia del Ministro Koshida, mostramos éste ángulo de la Sala Japonesa, que está tapizado en seda y con inscripciones alusivas en el zócalo y ajuarado con frágiles muebles de laca maravillosamente tallados; como detalle típico la antigua armadura guerrera de samurái –propiedad personal del Ministro– y algunos espléndidos tibores del siglo XV."



Y para terminar, el texto de 1939 nos cuenta:
“Por último, el comedor de la residencia, con sus ricos muebles franceses del Imperio, su tapicería mural de seda, su gran candil de bronce y, a la izquierda, la chimenea de mármol rosa, …demuestran la opulencia de la suntuosa residencia de doña Carmen Luján, ocupada por la Legación Imperial del Japón en México…”



Una suerte el contar con el N° 37 de la revista “SOCIAL” de Agosto de 1939…



Las imágenes muestran la casa sin unidad interior, pero permiten disfrutar de los decorados y muestran los exteriores inalterados tal y como debieron verse durante el breve período en que el matrimonio Burns-Luján se exilió en Francia durante 1928; al respecto, en “El exilio: Un relato de familia”, nos cuenta Carlos Tello Díaz -refiriéndose a la estancia de los Casasús en París durante el invierno del 28- que:
“…Muchas de sus amistades impusieron a sus vidas un paréntesis de frugalidad. Una de las pocas excepciones era tal vez Carmen Luján, que vivía también en la capital de Francia. La fortuna de los Luján –una de las más grandes en el norte de México– tenía por origen los cultivos de algodón en la comarca de La Laguna. Eran dueños, entre tantas otras propiedades, de la hacienda de Sacramento... La Revolución, por lo demás, respetaba sin chistar los títulos de sus propietarios y era, por así decir, inconcebible cualquier expropiación… Carmen, así pues, vivía sin temores en su residencia de París y aquel 8 de diciembre –día de la concepción– cenó con algunas amistades en La Tour d’Argent, mientras que su marido, Archibaldo Burns, recorría con uno de sus hijos la región de Sussex en Inglaterra.”



Ese hijo era Archibaldo Jr. que desde 1925 –a los 12 años– había sido enviado a Europa, para estudiar en Inglaterra y luego en Francia. A su regreso a México, administró lo que quedaba de los ranchos de algodón de su familia en Torreón y se interesó por el cine. Su primera colaboración como productor fue con Alejandro Galindo en “Refugiados en Madrid” -y trabajó luego con Chano Urueta en “La noche de los Mayas” de 1939- modelando de manera fulgurante en el panorama cultural de México. En la imagen de arriba aparece Archibaldo Burns, aquel que con Fito Best Maugard fuera llamado “Dandy sin paralelo” en una fotografía de 2008…

Aquí lo curioso, es que para 1938 -en tomas de 1937-, la casa Burns/Luján figuro como “…la embajada de algún país latinoamericano en Madrid…” en esa película “Refugiados en Madrid”, dirigida por Alejandro Galindo, con magnífica cinematografía de Gabriel Figueroa y producción del heredero de la casa Archibaldo Burns Luján, película en que participaron la famosa María Conesa, con Mimí Derba, Carmen Hermosillo, Fernando Soler , Domingo Soler y el joven Arturo de Córdova.



Además, creo interesante dar aún más contexto y recordar que incluso para 1934 –año en que se captó la imagen oblicua que aparece abajo y año en que se disolvió el matrimonio Burns/Luján–, lo que ahora conocemos como avenida Río Mississippi aún no estaba pavimentado y el trazo apenas recorría 300 metros sin llegar hasta la calzada de la Verónica en lo que hoy conocemos como Circuito Interior...


Arriba, en la imagen de la Compañía Mexicana de Aerofoto fechada en 1934 donde destacan el Paseo de la Reforma y sus glorietas, he señalado la que para entonces era ya solamente la casa Luján en el N° 423 del Paseo y en la que habitaban Archibaldo Jr. y su madre Carmen; en primer plano, se distingue la espesa arboleda donde se edificó la casa de la familia Braniff / Cánovas en Reforma N° 459 (ver). Abajo, la casa de Reforma 423 en una toma fechada en 1938 y que mira hacia el norte, cuando era ya sede diplomática.

Para 1938, tanto doña Carmen Lujan como su hijo, mudaron residencia al amplio departamento N° 4 de Reforma N° 463 –apenas una cuadra hacia el poniente– y luego de terminar la filmación de “Refugiados en Madrid”, arrendaron la casa como sede diplomática y residencia del Embajador de su Majestad Hirohito -Emperador del Japón-, S.E. Saichiro Koshida.



La casa duraría poco más de tres años como embajada, ya que para 1942, luego de los ataques a Pearl Harbour el domingo 7 de diciembre de 1941 y la declaración de guerra, sería desocupada…

En el artículo único del decreto se leía:
“Los Estados Unidos Mexicanos se encuentran, desde el día 22 de mayo de 1942, en estado de guerra con Alemania, Italia y Japón."
Rúbricas del Presidente Manuel Ávila Camacho, de Ezequiel Padilla -Secretario de Relaciones Exteriores- y Miguel Alemán –Secretario de Gobernación-.



Para 1949, la nota del N°162 de “SOCIAL” nos dice:
“Una de las fiestas juveniles de fin de año más elegantes y lucidas, fue la que ofrecieron las señoritas Domenge y sus hermanos Luís y Rogelio en su nueva residencia del Paseo de la Reforma. Música de moda, excelente buffet-champagne, regalos, alegría y buen humor en todo momento. En la foto los festejantes con un grupo de sus invitados. En primer término: Luis Domenge, Maité Dorcasberro, Antonio Rabasa, Cristina Domenge, Alberto Calero, Eduardo Fernández del Castillo y Margarita Domenge. De pie, Lolita Dorcasberro, Gabriel Castillo, Aída Muñoz Pata, Rogelio Domenge, Gonzalo P. Salazar, Flavio Franyutti y María Luisa Fernández del Castillo.”



En 1947, don Rogelio Domenge había adquirido la propiedad como morada para sus hijos Ma. Cristina, Margarita, Alberto, Ma. Isabel y Luis Domenge Murúa, y la habitaría por diez años, pero luego de algunas transformaciones en la estructura familiar y repartidos los bienes, estando ya Margarita Domenge casada con Eduardo Fernández del Castillo Campo, para 1959 la casa fue demolida y un nuevo uso asignado al predio.



La transformación de la zona había sido extraordinaria y desde 1960, con la edificación del nuevo Cine Diana -diseño del arquitecto Leopoldo Gout-, el recuerdo de la casa Burns-Luján (luego Domenge Murúa / Fernández del Castillo) se desvanecería paulatinamente…


El nuevo edificio era vanguardista y contradictorio, mostrándose como una celosía de sugerentes curvas que en nada acusaba –según la usanza– el uso que albergaba, aprovechando el pórtico de la planta baja para alojar diversos comercios e incorporar al diseño un amplísimo estacionamiento que circunda la sala cinematográfica. ¿Y contradictorio? El “Cine Diana” no tenía frente a sí –en la glorieta del Paseo de la Reforma– la fuente de la “Flechadora del Norte” que todos llamaban de la Diana Cazadora, privilegio que correspondía al Cine Chapultepec…



Probablemente lo más sorprendente del Cine Diana fue el que el diseño del arquitecto Leopoldo Gout incorporara al vestíbulo un “Mural de Hierro” del escultor Manuel Felguérez, ejecutado en 1962 y que sobrevivió hasta final de los 90, cuando el inmueble fue vendido y dividido en tres salas para establecer Cinépolis Diana…



En 2011, a raíz de la muerte de Archibaldo Burns Luján, Guadalupe Loaeza escribió:
“¿Te acuerdas que un día me enseñaste tus viejos, viejísimos álbumes de fotos, en donde aparecían los que habían sido tus roomates tanto en colegios como en las universidades de Londres? Casi todos pertenecían a la aristocracia inglesa y eran guapísimos. En esa ocasión también me mostraste las fotografías de tus ex novias: princesas rusas, húngaras; claro, no podían faltar las súper niñas bien parisinas, todas ellas preciosas. Pero, sin duda, las fotos más bonitas eran las de Dolores del Río, tu novia por dos años. Fue un amor artificial, decías. Ah, cómo me gustaba platicar contigo de ese México de la década de los treinta, años en que regresaste de Inglaterra. Al regresar encontraste un México con mucha influencia comunista, las haciendas de la familia Luján expropiadas y tus padres divorciados. Después de 12 años de ausencia, te reencontraste con todos tus amigos “popis”, en cuyas fiestas (incluyendo la famosísima de Fin de Año, organizada por tu madre en su casa del Paseo de la Reforma, ahora cine Diana) sentías que te asfixiabas, eran las últimas manifestaciones que quedaban del postporfirismo, la época a la que pertenecían tus padres.”



En nuestra ciudad cambiante, una nota adicional respecto a la glorieta frente a la casa:
Para los jóvenes, puede parecer lógico el que frente a la fuente con la escultura de la “Flechadora del Norte” –que todos llaman DIANA– esté el Cine Diana, pero eso es algo relativamente muevo…
Por un largo período, esa glorieta de Reforma al cruce con Río Mississippi y Sevilla acogió una magnífica palmera phoenix canariensis –análoga a la que aún conserva la rotonda al otro lado de la columna de la Independencia al cruce con Río Rihn y Niza– que fuera parte del arbolado que se plantó durante el porfiriato. Para 1980 se instaló ahí –por orden del regente capitalino Carlos Hank González– una fuente diseñada por el arquitecto Sergio Saldívar y donada por la coleccionista Dolores Olmedo, que hacía honor al sistema hidráulico que acarrea agua del río Cutzamala para abastecer la ciudad de México, fuente que casi nadie llamaba “Fuente Cutzamala” prefiriendo “Los paraguas” o “Las regaderas”…



En 1974, como parte de la las obras de construcción del Circuito Interior –iniciadas por el regente Octavio Sentíes y terminadas por Hank González– se retiró la glorieta al cruce de Reforma con Río Ródano y Lieja, para excavar un paso a desnivel; en esa glorieta se había instalado desde 1942 la fuente de “La flechadora de las estrellas del norte” (que casi todos conocen como la Diana Cazadora), diseñada la fuente por el arquitecto Vicente Mendiola Quezada, y realizado el magnífico bronce por el escultor Juan Fernando Olaguíbel (aunque lo que vemos es una réplica ejecutada en 1969). Para septiembre de 1976, la fuente fue reconstruida en el jardín Ródano –ese espacio delimitado por el Paseo de la Reforma, el Circuito Interior y un listón de escape paralelo a la calle Río Ródano–, sitio en que permaneció la escultura sobre un pedestal giratorio durante más de 16 años.



Años después –como preliminares para construir una subestación de la CFE en el Parque Ródano y para regocijo de los nuevos propietarios de lo que años atrás había sido la casa Burns-Luján– se retiró de la glorieta la Fuente Cutzamala, e instaló frente al Cine Diana la escultura de Fernando Olaguíbel sobre la fuente de Vicente Mendiola montado todo sobre un nuevo enorme pedestal para reformar la glorieta de Paseo de la Reforma, Río Mississippi y Sevilla; en 1993 al Cine Diana, le llegó la fuente adecuada…



Este Blog se ha hecho gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; si utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.



Conforme haya más entradas (ya hay más de setenta), aparecerán en el índice a la derecha de ésta página…

También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html (ver)


¿Y si aún existiera la casa Burns-Luján / Domenge? :-D




viernes, 10 de noviembre de 2017

La casa Barroso-Chávez en Reforma N°505




Edificada por don Guillermo Barroso Corichi para su esposa Josefina Chávez Durán en 1955, fue diseñada por el arquitecto Nicolás Mariscal Piña y ahora alberga la residencia de la embajada de los Emiratos Árabes Unidos. Al exterior, salvo modificación a la barda, cambios de herrería y una ampliación en la parte trasera, la casa se conserva intacta; del interior, se muestran aquí únicamente imágenes captadas en 1956, como testimonio de uno de los últimos diseños del versátil arquitecto Mariscal.



Guillermo Barroso fue hijo de Josefina Corichi Soler y don Luis Barroso Arias, acaudalado vasco que a final del siglo XIX formó una fructífera explotación en fuerza motriz; estaría luego vinculado con la industria textil (compañía de hilados y tejidos “san Antonio Abad” en la Ciudad de México, “Compañía industrial de Atlixco” en Metepec), actividad agrícola y ganadera, así como fraccionamiento de bienes rústicos y urbanos (“Compañía de la Huerta del Carmen en San Ángel S. A.”, “Compañía de construcciones de la Condesa” y luego “Nueva colonia del Valle”) además de ser accionista en el “Banco de Londres y México”, la compañía “Tabalacera Mexicana” y “Guayulera Nacional” al lado del señor Julio M. Limantour.


Quinto de ocho hijos, Guillermo Luis Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús y María Barroso Corichi nació el 26 de septiembre de 1900, para ser bautizado el 24 Octubre en la capilla de San Cosme y San Damián; desde muy joven se interesó en diversas ramas del comercio e industria y para enero de 1923, casó en el templo de Nuestra Señora de Guadalupe de la Paz con Josefina Chávez Durán (1906-1961). Su hermana mayor Josefina Barroso Corichi –nacida en 1894– había casado en 1913 –en plenos disturbios revolucionarios luego de la deposición de Madero– con el reconocido arquitecto Nicolás Mariscal Piña (1875-1964).

El amplísimo espectro de las actividades de don Guillermo requerirían un documento autónomo, ya que continuó administrando parte de las empresas de su padre y amplió su actividad en varios ámbitos; bástenos anotar aquí su importancia en la ganadería –ligado con su hijo a la explotación de la famosa hacienda de Pastejé– y su importantísima huella en la obra de beneficencia, específicamente ligado a la Cruz Roja Mexicana, cuyo hospital central en Polanco lleva su nombre.




Luego de su matrimonio en 1923 con Josefina Chávez Durán, la familia Barroso-Chávez habría residido en la espectacular casa de Paseo de la Reforma N°560 esquina con Explanada (ver), donde habitarían también sus hijos Josefina, Ma. Lourdes, Guillermo Jr., José y Luis Javier. En los directorios de esos años, aparece la casa como residencia de don Guillermo y doña Josefina, con el teléfono 28-02-34…



Para la década de los cincuenta y luego de las bodas de sus hijos, el matrimonio decidió edificar una casa más pequeña, que se alejara de la recargada decoración colonial de la casa diseñada por el arquitecto Hermann Noeh en 1930, y acudieron al cuñado de don Guillermo –Nicolás Mariscal Piña– que por entonces terminaba una de sus obras más conocidas, en el Cerro del Cubilete de Guanajuato.

Nicolás Mariscal y Piña era un auténtico apasionado de la arquitectura; creó y dirigió la revista “El arte y la ciencia” que se publicó desde 1899 con un enorme impacto en el México artístico y fue miembro de la Asociación de Autores Líricos y Dramáticos, Escritores y Artistas, conocido posteriormente como Ateneo Mexicano Literario y Artístico.



Desde 1909 recibió gran reconocimiento cuando remodeló la casa de don Francisco Espinosa para albergar la Secretaría de Relaciones Exteriores (ver) y al paso del tiempo se haría de gran prestigio también como maestro, ya que llevó en la Escuela Nacional de Bellas Artes la asignatura de teoría de la arquitectura, en la que persistió por años…



Don Nicolás casaría el 19 de julio 1913 con Josefina Barroso Corichi, hermana mayor de don Guillermo -y él mismo el mayor de dos hermanos arquitectos-; nació en 1875 en la Ciudad de México, quinto de los siete hijos de Alonso María Laureano Mariscal Fagoaga y Juana Piña Saviñón. La familia era propietaria de la hacienda La Mariscala, cercana a la ciudad de Querétaro, donde transcurrió la niñez de Nicolás.

Además del diseño de una Secretaría de Estado en 1903, ganaría fama con el diseño de la Escuela Superior de Comercio y Administración, construida en 1905, que se edificó sobre la calle de Enrico Martínez entre Emilio Dondé y Ayuntamiento, frente a la plaza de la Ciudadela, escuela que desafortunadamente ya no existe.



Durante los siguientes años, Mariscal tendría una muy fructífera labor como arquitecto y profesor, destacando además su intervención en edificios religiosos; desde los años 40’, estaba involucrado con la edificación de un nuevo santuario sobre el “Cerro del Cubilete” cercano a Silao en Guanajuato.


El cerro del Cubilete había pertenecido a la hacienda de Chichimequillas, propiedad del constituyente José Natividad Macías Castorena, que entregó el terreno para una estructura religiosa (dinamitada durante la “Guerra Cristera”), aunque habría que esperar la donación de su nieta Carmen Macías Torres para levantar la estructura diseñada por Mariscal.

La obra iniciada en 1944 fue inaugurada en diciembre de 1950, siguiendo el diseño de Mariscal con supervisión de José Carlos Ituarte González; el edificio –que sirve como base a la estatua de 20 metros y 80 toneladas ejecutada por el escultor Fidias Elizondo– disfruta de una atractiva cúpula forrada con placas de alabastro (tecali) que confieren al interior una agradable iluminación.



La estructura de concreto es reminiscente de la revolucionaria técnica que Mariscal había inaugurado en 1908 en la Secretaría de Relaciones Exteriores, que según nos cuenta rebolledo, fue “…inmueble al que correspondió la gloria de haber sido el primero de concreto armado levantado en la ciudad de México…”



Aunque en 1950, el arquitecto Federico Mariscal contaba ya 75 años y su actividad profesional había disminuido, diseñó para sus concuños una nueva residencia acorde con los nuevos parámetros de elegancia conservadora -alejándose de las influencias modernismo decorativo que hasta entonces favoreció-, ajustándose a lo que entonces curiosamente se catalogó como “Clásico francés Moderno”…



En la revista “SOCIAL” que dirigía Elena Arceo, para el número 240 -aparecido en Julio de 1956-, se publicó un artículo que mostraba la casa en su máximo esplendor y del que aprovecho y transcribo los interesantes textos de Felipe Garrido que dan color a las imágenes…


“Por señalada atención de don Guillermo Barroso y de su esposa, la señora Josefina Chávez de Barroso, SOCIAL acaba de hacer una visita a su gran residencia del Paseo de la Reforma –Lomas de Chapultepec– de la que en estas páginas, con el mayor gusto, ofrecemos a nuestros lectores algunos magníficos aspectos…”


“Arquitectónicamente, la residencia es de estilo clásico francés moderno, en sobrias líneas, que le dan un aspecto severo y elegante a la extensa fachada, que está recubierta con pasta blanca y cuyas ventanas, con marcos estructurales esmaltados en el mismo color, dan vista a los amplísimos jardines donde apreciamos una notable y hermosísima colección de cerúleas hortensias que se extienden hasta el fondo contra cercas de tuyas, rosales y plantas finas de ornato. Dos sencillos portones negros forma la entrada desde las avenidas y negras son también las rejas que rematan las bardas que circundan la despejada casa.”
“La fachada interior, está valorizada por el elegante desarrollo arquitectónico de una curva, con grandes ventanales y una terraza baja a la que se abre el comedor. Como parte de la entrada para vehículos automotores, bajo los severos arcos cocheros, una escalinata da entrada a la casa y su gran hall por un bello portón de cristales hierro y bronce que conduce al magnífico vestíbulo.”



“Visto desde la entrada, el hall resulta asombroso y de grandes dimenciones (sic.); ofrece el aprecio de la señorial escalinata, encuadrada al fondo de grandes ventanales, toda en mármol con magnífico barandal de hierro y bronce que también rodea los pasillos del piso alto, y da vista al candil, monumental, que con todos los arbotantes, es de cristal de Baccarat y es una versión moderna del fastuoso Grand lustre Baccarat del Palacio de Dolmabahçe en Estambul. Tanto peldaños de la escalera como la totalidad del piso del hall, son de mármol italiano y en las grandes superficies, muestra sus delicado veteado gris en grandes carées…”


“Los muros, muy altos, blancos igual que plafond y las puertas –finísimas– en caoba con ricos adornos de bronce. Destaca el juego de sofá y dos sillones de raso azul Nattier, la mesa frente al sofá en caoba, cristal, bronces y espejos en su base, diversas porcelanas y figuras de Meissen. Al fondo, pegada al muro, se adivina una cajonera de Primer Imperio, en marquetería, que perteneció a Napoleón y al centro del espacio, el rincón intimo se señala gracias a un admirable tapete persa de Bukara.”
“Son también de destacar el juego de sillones Primer Imperio, auténticos, tapizados en carmesí y oro, con aplicaciones de bronce con la mesa, del mismo juego, que se aprecia atrás del sofá; además resalta la chimenea de líneas clásicas en mármol italiano gris vetado también. Encima de ésta última, un juego francés antiguo de reloj y candelabros en mármol también…”



Y sigue Garrido:
“El salón para recibir ha sido arreglado con exquisito gusto y enriquecido con primoroso y singular mobiliario además de artísticos objetos; enmarcados por un piso de fino parquet y muros tapizados en falla gris perla bajo plafón blanco, recorrido en su torno por una moldura para luz indirecta, tiene además espléndidas puertas blancas con realces en oro y adornos de bronce.”
“Al fondo, destaca una chimenea, notable pieza inglesa del siglo XVIII, de bronce con columnillas de lapislázuli, esculturas de hierro sosteniendo candelabros y, de hierro también, cabezas de jabalí en base y remate enmarcando un cuadro de esmaltes polícromos. El ajuar muy bello de Aubusson y, a la izquierda, pegada al muro -notable- una cómoda Luis XVI, con chapa de maderas preciosas, profusamente adornada de bronces, con cubierta de mármol jaspeado en rosa; encima, una fidelísima copia directa, hecha por destacado pintor español, de un Murillo: “El Buen Pastor”, cuadro del Museo del Prado de Madrid y al fondo, otra copia, también de un Murillo, “Los Niños de la Concha”.
“Complementan el conjunto dos mesas de Boulle y en la primera un centro antiguo de porcelana de Sèvres y diversas piezas de cristal cortado, destacando además, dos iconos rusos en oro y pedrería colocados en el muro de enfrente. Al centro, cuelga un gran candil de Murano en cristal natural y colorido que se complementa exquisitamente por los finos y ponderados cortinajes de falla italiana azul-gris y gasa marfil con el admirable tapete chino -oro pálido- tejido de flores multicolores…”



“El comedor es otro gran salón, decorado con muros color pastel, lo mismo que el plafond. Sobre un piso de exquisito parquet de líneas encontradas, un tapete chino sobre el que se colocó el juego de líneas modernas, en caoba con sillas tapizadas al tono de los muros y complementado por las vitrinas que encierras finas vajillas de cristal veneciano y francés. Sobre la mesa, un juego de centro y candelabros de plata mexicana, y sobre las vitrinas, poncheras de plata y arbotantes venecianos que son juego del bellísimo candil combinado en cristal transparente y azul Prusia con velas de cera.”
“Sobre las puertas del muro del fondo, dos bodegones -bellos óleos- que dan marco a espejo y trinchador, y en el muro lateral, dos copias también al óleo: “La Rendición de Breda” de Velázquez y “La Sagrada Familia” de Murillo, ambos tomados directamente de los originales en el Museo del Prado. El muro opuesto está formado por tres grandes vidrieras que dan a la terraza del jardín lateral…”



Complementa Garrido:
“Llegamos a la biblioteca, con todos los muros recubiertos de roja caoba, en cómodas y libreros con colecciones de lujo de notables obras científicas, religiosas y enciclopédicas. A la derecha un armario con finas armas de caza y entre libros alcanzamos a distinguir dos bustos, uno de Beethoven, en bronce y otro de Dante, en mármol. Al centro la gran mesa en caoba, bases de bronce y cubierta de una sola pieza; los sillones también de caoba, tapizados en piel natural rojo lacre y bases torneadas, toso sobre un tapete persa Saruk.”



Y termina Felipe Garrido describiendo la imagen de arriba:
“Finalmente pasamos a la alcoba principal, muy amplia, con muros en blanco perla, plafond del mismo tono y cubierta totalmente con alfombra de alta lana color arena.”
“El arreglo de la habitación resulta artístico y sobrio, con ajuar Luis XVI recubierto de maderas preciosas y bronces: chiffonnier, cómoda, tocador, burós y cama con cubre-cama española de seda natural rosa-nácar con aplicaciones y bordados, toda hecha a mano. Grandes cortinajes de falla de seda al tono y gasa marfil, candiles de cristal de Baccarat, veladoras con figuras de porcelana de Sèvres y abat-jours de seda marfil. La mesita de entro en caoba, con bello adorno floral y sobre la cama, en el muro, un delicado crucifijo de marfil y un óleo antiguo de la escuela española.”


Sorprendentemente, sesenta años después, la casa sigue ahí sin alteraciones significativas…


Arriba, una imagen de Google-maps, captada en 2016, en que se puede ver el cruce del Paseo de la Reforma y Montes Altai, en donde destaca la casa Barroso-Chávez en su estado actual.

Las imágenes y descripciones anteriores me parecen de particular interés para entender la casa y sus amueblados, sabiendo que seguramente se han perdido, ahora que la casa alberga la representación diplomática de los Emiratos Árabes Unidos en la persona de S.E. Ahmed Almenhali.





Sería interesante saber si el hall aún conserva la impresionante araña de cristal de Baccarat, o si aquella que se subastó hace algún tiempo, era la que colgaba en la casa Barroso-Chávez…






Este Blog se ha hecho gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; si utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.



Conforme haya más entradas (ya hay más de setenta), aparecerán en el índice a la derecha de ésta página…

También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html (ver)